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No se dejen impresionar por el tamaño del libro. Sí, es un buen “tocho”. Pero les puedo asegurar que se hace corto: es un libro que más que leerse, se bebe.
La vida de Alexander von Humboldt es verdaderamente extraordinaria, y Andrea Wulf, la autora, nos la narra con una escritura ágil y apasionante.
Probablemente les suene el nombre de Humboldt, aún sin saber muy bien quién fue: desde una corriente fría en los mares del sur hasta glaciares, parques, condados, ciudades, montañas, bahías, casi 300 plantas y más de 100 animales llevan su nombre. ¡Incluso en la Luna existe una zona denominada mar de Humboldt!
Tiene más lugares designados en su honor que ninguna otra persona en el planeta. Y, al centenario de su nacimiento, hubo fiestas, discursos y desfiles en todo el planeta: de Moscú a Nueva York, de Alejandría a Ciudad de México se repetían actos conmemorativos en recuerdo del, posiblemente, mayor naturalista de todos los tiempos.
Y no es para menos: Humboldt marcó una nueva forma de ver la naturaleza siendo el precursor de la visión moderna y que aún hoy tenemos. Fue quien en primer lugar, y después de viajar por todo el mundo, dio a conocer que en la naturaleza todo está conectado. “En esta gran cadena de causas y efectos-dijo- no puede estudiarse ningún hecho aisladamente”
Tanto es así que el propio Darwin llegó a decir que sin la lectura del Personal Narrative de Humboldt no se habría embarcado en el Beagle ni escrito el origen de las Especies. Thoreau encontró en él la respuesta a ser poeta y naturalista. Y es que no solo era un excelente observador de la naturaleza, con una mente brillante para encontrar las conexiones ocultas entre los elementos, tenía también un poeta y un amante de la cultura dentro. Goethe y Schiller fueron compañeros de diversión, ciencia y tertulias.
Conoció a Thomas Jefferson, quien quedó entusiasmado por este hombre extraordinario. Simón Bolívar dijo de él que fue “el descubridor del Nuevo Mundo”. Y es que, como decimos, no sólo era un voraz estudioso de la naturaleza: fue crítico con el colonialismo, apoyó las revoluciones en Latinomérica y se posición claramente por la abolición de la esclavitud.
En este libro encontrarán aventuras, momentos de auténtico peligro mientras atravesaba el Orinoco, o cuando casi no lo cuenta por un derrame del frasquito donde guardaba el Curare.
La subida al Chimborazo es de infarto, o el recorrido por Siberia en plena epidemia de Ántrax. Aprenderán de plantas, animales y ecosistemas. Y descubrirán, con él, cómo el clima y la geología afectan a la estratificación de la flora en las montañas. Por primera vez Humboldt planteó una vegetación en función del clima, una idea radicalmente nueva que aún es la base para comprender los ecosistemas.
Nuestro intrépido explorador no viajaba, precisamente, ligero de equipaje: llevaba consigo multitud de aparatos de medición, lo que le permitía una increíble exactitud geográfica y mejoró muchos de los mapas anteriores. Conocerán también sus desventuras con los barómetros y por qué llevó a contratar a un porteador únicamente para el último de sus barómetros.
También, imagino que por esa mezcla de científico y artista, viajaba con un cianómetro, un poético instrumento que cayó posteriormente en desuso, con el que medir el azul del cielo.
Se emocionarán, ya se lo digo, cuando vayan descubriendo a través de las páginas que esta obra, cómo Humboldt ya advertía de los peligros de la mano del hombre modificando el clima y los ecosistemas. Emociona, sí. Y también genera altas dosis de rabia ver que apenas hemos aprendido nada. Al menos, no aprendemos a escuchar a quienes nos avisan del peligro.
En resumen, un libro que disfrutarán. Y con el que podrán aprender quizá la lección más valiosa de toda la vida Humboldt: la naturaleza hay que experimentarla a través de los sentimientos.

 

Andrea Wulf nació en la India, aunque ha vivido en Alemania y, actualmente reside en Londres. Es profesora de Historia del Diseño en el Royal Collegue of Art. Es autora de numerosos libros y mantiene habituales colaboraciones con distintos medios de comunicación.

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