Llegué a este novela como quien llega a un lugar en el que nunca hubiera pensado estar, por recomendación, y no una recomendación cualquiera, por recomendación de Alejandro palomas.

Esta lectura, junto con otras formaba parte de un curso de literatura impartido por él.

El Estilita del escritor Uri Costak. Publicado en la editorial Destino. Primera edición 2019. 120 páginas.

Para sumergirse en esta novela corta, uno debe apartar el reloj, apagar el móvil y rendirse.

Para mi, rendirse es la palabra que define esta novela. pero no rendirse con tristeza, rendirse con alegría y hasta con orgullo sano.

En un pueblo de Francia el turismo rueda en torno a una estatua, algo inamovible, inanimado ( es importante tenerlo en cuenta) de Rodari de cuyo representado, realmente, casi nada saben.

De pronto un rayo acaba con la gallina de los huevos de oro y supone un mazazo para el gobierno local y los comerciantes. Como única solución solo se ve reemplazar la estatua a pesar del coste que supone.

Es ahí cuando aparece el Estilita. Si nos remontamos a la historia, los estilitas eran monjes cristianos solitarios que vivían en el Medio Oriente a partir del siglo V y tenían la particularidad de transcurrir su vida de oración y penitencia sobre una plataforma colocada en la cima de una columna.

Nuestro Estilita, su estilita es un simple viajero que elige como columna la antigua habitada por la estatua de Rodari.

Para el pueblo esta llegada y este permanecer supone un cambio de mentalidad y casi de costumbres.

De quererlo echar a no querer que se vaya.

Aún en este cambio de mentalidad, el aprovecharse económicamente del hecho no deja de ser un punto en torno al cuál gira todo.

El escritor juega con los silencios de una manera magistral que transmite el modo de ejecutar cada acción del estilita y del resto de habitantes, como el alcalde, la vecina, etc…

Y es su primera novela..

Frente al estilita, cuyo ritmo de vida es un ritmo propio, reflexivo, tenemos a Pierre, el alcalde y a su teniente de alcalde, Serge, que todo el tiempo están marcados por las prisas por solucionar el problema.

Ellos representan lo que entendemos como una política que saca el jugo a sus votantes aún contando con ellos.

Ferdinan Moustache, el barrendero, es en cierto modo el estilita del pueblo, aunque nadie se de cuenta de ello. Su manera de observarlo todo, de vivir cada segundo es incluso sobrecogedora.

Enmanuelle, la vecina de, anteriormente Rodari y ahora el estilita, es la ilusión por lo no vivido y deseado de vivir.

Todos estos personajes conforman un ecosistema propio donde el tiempo pareciera no avanzar.

En este ecosistema es donde podríamos adivinar un estilo costumbrista aunque quedarnos solo en eso sería faltar a la realidad. También en cierta forma hay algo de realismo mágico en el sueño de lo que queremos vivir y de lo que nos permitimos vivir como eje vertebrador. Y de crítica social a un sistema que todo lo basa en las ganancias económicas y en la estética vacía.

Por último os dejo algunos datos del autor.

Uri Costak (Barcelona, 1973). Licenciado en Periodismo, toda su carrera profesional ha pivotado alrededor de la creación de contenidos. Como periodista ha trabajado de reportero en La Vanguardia y de guionista en la Cadena Ser. Ha trabajado en el ámbito de la comunicación empresarial e institucional y como director creativo de diferentes agencias de publicidad. También imparte clases en el Máster en Estrategia y Gestión Creativa de la Marca (UPF-BSM) y en la Escuela Elisava. 

 

 

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